Avanzamos a tientas y dudamos
si esto que se parece a la alegría
es sólo la señal definitiva
de que hemos vuelto a equivocarnos.
Amalia Bautista.
Ni muletas ni (auto)engaños.
El agua y el aceite no ligan
por mucho que remuevas.
Los disfraces no son más
que meros obstáculos
en mi propia realidad
y empeñarnos en coger un tren
que no llega
es seguir engañándonos.
A veces ni siquiera los acentos
acentúan,
a lo más equivocan un alfabeto mudo
del que soy la prisionera.
Ya apenas nadie estudia "lenguas muertas".
¿Para qué la terapia y las drogas?
Volví a sentir como mis tripas
eran pasto de la máquina
que pica carne,
volví a sentir como minúsculos cristales
se rompían en mi boca
y un escalofrío abismal
recorrió mi cuerpo.
No quiero ni muletas ni (auto)engaños.
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