A veces son más las ganas
que uno tiene
que las propias circunstancias
verdaderas,
a menudo es sólo eso:
ganas.
Ganas de dormir desnuda
rozando otro cuerpo desnudo,
ganas de sentir mi respiración
acompasando a otra,
ganas de unos brazos
que me aprieten,
ganas de un olor desconocido
tras el que correr sin más.
Ganas de borrarte por fin
de mi piel,
de la arruga de mi sábana,
del párpado magullado
que aún a oscuras te dibuja,
de mi boca de piñón
que jadea otro nombre,
de mis dedos cual pinceles
sin sangre.
Ganas de sentirme libre
y encerrarme en la jaula
de la golondrina
que prometo tatuarme.
Muy a menudo
son más las ganas que uno tiene
que las propias circunstancias,
verdaderas...
aunque estoy harta de escuchar
eso de que "quien quiere puede"
Precioso Marce... siempre hay que intentarlo, aunque no se consiga... muchos besos preciosa
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