miércoles, 11 de enero de 2012

¡Qué oportuna!

Cada vez que me lanzo a la piscina
o al menos miro el agua
desde el trampolín
me asustas con tu semipresencia.

Pareces observarme
tras la mirilla de mi cráneo
y actuar premeditadamente
para quitar el tapón
y vaciarme.

¿Cómo avanzar,
aún a paso lento?
¿Cómo deshacerte
de mis tripas?

¡Qué oportuna
maldita cobarde!

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