martes, 25 de diciembre de 2012

Pensando en la manera de poner mi granito de arena para contribuir al cambio necesario de conciencia de esta nueva era.

Acojonada.

Lo sé desde hace tiempo, mi reto vital hasta ahora averiguar cómo, descubrirlo, atreverme y hacerlo.

Propósito venidero vigente...


lunes, 10 de diciembre de 2012

Encajes...

No encajar con lugares,
con olores propios
y con cuerpos ajenos.

No encajar con sensaciones
que al punto pueden
congelar un corazón.

No encajar con el pensamiento,
ni con los propios impulsos
que a la torera se saltan
las barreras invisibles.

No encajar con tu costado.
Mi mitad entera es fruta seca
y el miedo el hilo invible
que teje esta condena.

No encajar en ningún sitio,
ni con la palabra precisa,
ni con la mirada directa,
ni con la calma suficiente.

domingo, 9 de diciembre de 2012

Camisas de fuerza

Sometida al dictamen absurdo
del pensamiento costumbrista.

Ansío cruzar puentes,
localizar faros,
recolectar besos en cesto de mimbre,
buscar el punto exacto en que dos pupilas se hacen ojo único.

Pero malgasto mis pocas fuerzas
en dar de comer a las sombras
y riego con abundante agua las dudas.

Me acojonas, lo reconozco.

Me acojona la incertidumbre que conlleva volar,
tocar con los dedos la posibilidad
de sentirte en paz,
me acojona la fuerza que como un remolino sale de algún pecho,
y el hecho de verte a veces espejo
y otras tantas polo totalmente opuesto.

Quizás si es sólo eso de vivir,
dejar que te lleve la corriente.
Pero algo innato se empeña en atraparme y
la camisa de fuerza de mi propia piel a veces me queda grande.

En aullido y despedida.

Nada después del aullido
e insisto.

Busco desesperadamente 
el hueco de un pecho 
donde derretirme,
donde desbocar mi grito,
donde derramar el cáliz
que guardo recelosa,
donde desmontar mis huesos
en juego inocente
para volver a encajarlos
cual puzzle del diablo.

Mas nada después del aullido.
No hay opción a réplica.
No insistas.

Mi boca está vacía
y mis ojos sólo sangran,
de perpetuo algo arraiga en mi garganta,
me priva de la forma de llamarte
y me despido sin haber llegado a ser.