No eres más que una tipa normal,
aunque buscaras un nombre comprometido con la locura,
sintieras a flor de piel cada paso del tiempo,
como perdigones de plomo clavándose en tu hígado
y aunque buscaras esconderte
tras un credo personalmente configurado.
No eres más que un cadáver con sed de abrazos
y con un reloj por corazón atrasado.
Animalito indefenso
en una jungla de caníbales,
te abres de piernas y vomitas
esperando que otro como tú
se alimente de tu vientre
cual cuervo hambriento.
No eres más que una farsa
creyéndose payasa sin sueldo,
componiendo versos sin sentido
y rimas asonantes.
Cabalgada y arcada al mismo tiempo.
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