Volverse enjambre vivo
En llamas,
De sal gorda.
Volverse zigzagueante
Como el zumbido del violín que salta
Del radio despertador de mi mesita
Y languidecer sobre un colchón
Que no pertenece a nadie.
Volverse enjambre
Quejumbroso
Rodeado de insectos imperfectos.
Y anochecer pendiente de ordenarlos
Allá donde el caos lo petrifica todo.
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