martes, 6 de noviembre de 2012

Enterarte que en poco más de una semana
toca uno de tus cantantes preferidos en la capital
y desear comprar dos entradas
para, por fin, ir acompañada

y susurrarle cosas al oído
mientras le aprietas fuerte de la mano,

y tararear
o inventar letras porque a veces
se te olvidan.

Enterarte de que es un jueves
y justo cuando sales de currar
me lanza imposibles como dardos:

Imposible llegar puntual.

Imposible encontrar entrada.

Imposible convencerte
-y convencerme-.

Quizás pronto y no tan tarde convenzamos al poeta









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