domingo, 9 de diciembre de 2012

Camisas de fuerza

Sometida al dictamen absurdo
del pensamiento costumbrista.

Ansío cruzar puentes,
localizar faros,
recolectar besos en cesto de mimbre,
buscar el punto exacto en que dos pupilas se hacen ojo único.

Pero malgasto mis pocas fuerzas
en dar de comer a las sombras
y riego con abundante agua las dudas.

Me acojonas, lo reconozco.

Me acojona la incertidumbre que conlleva volar,
tocar con los dedos la posibilidad
de sentirte en paz,
me acojona la fuerza que como un remolino sale de algún pecho,
y el hecho de verte a veces espejo
y otras tantas polo totalmente opuesto.

Quizás si es sólo eso de vivir,
dejar que te lleve la corriente.
Pero algo innato se empeña en atraparme y
la camisa de fuerza de mi propia piel a veces me queda grande.

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