Leer te quiero en la pantalla
como punto y final de un email
(in) esperado
y regurgitar por los ojos
en forma de lágrima.
Leerte hecha respuesta
a tantas preguntas inútiles...
Y re-convencerme
una vez más
de mi fastuoso aguante
y de mi necesidad de ti.
Es mitad de semana,
hace un calor de cojones, bochorno,
y los mosquitos me tienen comida.
Leer te quiero y que se te encoja
algo por dentro, tiene precio:
deshidratación ocular,
vaivén sanguíneo,
altibajos neuróticos.
(En los tiempos que corren
lo de las oportunidades
es algo relativo)
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