Por un lado
necesito hacer lo que siento,
lo que me apetece,
lo que me pide el cuerpo,
lo que mis pies descalzos
llevan siglos persiguiendo
y no ocultarme,
no esconderme tras mi propia sombra,
no reprimirme.
Por otro
siento que miento,
que hago daño,
que traiciono,
que en el fondo soy una sumisa,
una manipulable,
una indeseable...
¿una adulta que juega a ser niña
o una niña que juega a ser adulta?
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