Quizás dormir tanto,
como no hacía tiempo
fue la causa de tu aparición
en sueños.
Pesadillas.
No eras ni hombre
ni mujer,
no te definías claramente
pero eras tú,
en sagrado matrimonio,
con hijos
y con una nueva vida.
Feliz.
Tal vez como dicen
el subconsciente es traicionero.
Preparamos un encuentro
y lo cancelo y lo cancelas.
Pretendemos perdonarnos
y empeñarnos en lanzar un ancla
que no llega a tocar fondo.
Entonces duermo a la deriva
de una cama que echo de menos
y despierto malhumorada,
como en otra realidad
donde no ha cambiado
absolutamente nada,
sólo completamente tú.
Quizás los sueños
deben quedarse en eso.
Hay épocas en las que el sueño
es tan traicionero...
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